Tener que confiar 
es dejar de pertenecerme.
Acariciar la nada
en una ondulación
liquida y adversa…
Es permitir y dejarme caer
por un precipicio
en las nieblas boreales
donde todas las metáforas se extravían,
-las de todos los días-
Y en esta fugacidad,
sentir como se diluye mi identidad
bajo la cristalina tapicería de la lluvia.

J. Vivo