Una tarde en Septiembre
Todavía el verano suspira sigiloso 
entre las flores que bordadas 
adornan las cortinas del salón. 
Las tardes van acortando su extensión. 
En las horas habita el oro de la brevedad. 
-La luz es ahora distinta-
Desde la terraza veo el mar agitado, 
se infla de destellos plateados 
y el ánimo, algo melancólico, 
se ha adherido como una lapa a las rocas. 
El graznido de unas gaviotas 
vuela por encima de las acacias. 
Septiembre se acaba, 
y la vida seguirá su curso, 
tan común, tan cotidiana como siempre. 
Un viento fronterizo
vendrá insinuando viejas alegrías.
Tardes que encierran paisajes íntimos 
que nutren el alma, 
la vida misma expresando Vida.
J. Vivo